Cada uno tiene medicina para el dolor, vientos que soplan a favor del "estoy bien" y en contra de las penas, que por más hondas que sean, no son tan malas al final, han sido necesarias en su momento. ¿Qué tal si desnudamos el alma y nos quitamos ese caparazón que tanto pesa, esa armadura en contra de cualquier mala opinión y dejamos el escudo en casa? Estamos casi blindados de palabras, somos únicos, pensamos, y es cierto. Soy quien quiero ser, quien he trabajado en "ser" y he pensado en que es la forma que viene de nacimiento, pero matizada por arreglos en el camino, pensamos. Vamos, no siempre somos nosotros, a menos que estemos solos. Ahuyenta conocerte delante de los demás y saber cómo en realidad eres, tus inicios que han marcado tu conducta, tus golpes y tus alturas, pero es tan extraño ese esfuerzo por parecer de otro lugar, de otro estado mental, si te conozco y así como eres está bien, porque es natural. Resulta que no importa el tiempo que nos escondam
la vida es mas simple