El tiempo. Mis amigos. Los recuerdos.
Me encuentro sentado en la sala de mi casa, donde la luz amarilla ambiental hace que se disfrace el marco de la puerta en la segunda sala, donde casi nunca pasamos ratos. Son las 10:04 pm y justo ahora suena una hermosa canción de Azure Ray – Sleep, que en realidad no tiene nada que ver con lo que escribo, solo está en mi lista y ha sonado.
Hoy iba al lunes de jazz pero decidimos no ir. En verdad todavía estoy un poco agotado del fin de semana, así que estar en casa era lo mejor. He estado pensando en una frase que me ha hecho sonreír al leerla. Algo que me dice lo gracioso de vivir y tan difícil de aceptar que es. La leí en un blog el cual no recuerdo su titulo, decía: “La vida es lo que te va pasando mientras tú te empeñas en hacer otras cosas.” No le puedo añadir más a esas palabras, aunque tenga miles de “quizás” o “porqués”, sencillamente la frase es hermosa así.
Quise anotar todo aquello que quiero, todo lo que algún día quisiera lograr y lo que he logrado. No pude más que sonreír al pensar que a veces quise ser el mejor de la clase pero había alguien que me superaba en matemáticas (que la verdad no me gusta). Siempre quise aprender a amar el baseball pero en mi persona no está, solo llega la euforia de la temporada, el versus entre águilas y licey y disfruto el estar con los amigos, el saber que mi equipo por herencia como dice el comercial Presidente son las Águilas CIbaeñas, y las apoyo. Mi verdadera pasión es por la música y por la escritura, el arte entre otras cosas. También me pregunto que hubiera sido de mí si no hubiera chocado aquel vehículo un sábado en la noche, la verdad es que ese choque cambio el rumbo de muchas cosas que no tenía en planes.
Como da vueltas esta imparable vida, donde si no hacemos un stop terminamos envueltos en una corrida sin fin hasta terminar agotados y viejos, llenos de nada tan solo recordando momentos que nunca supimos que pasaron. Recuerdo cuando viví en Santo Domingo, cuando salía con el supervisor para entrenamiento. Los carros, las luces de los vehículos, las oficinas de las empresas más grandes de la capital, cuando visitaba esas torres de bancos y la mirada joven de esa dueña de una de las mejores relojerías en Acrópolis. Todo era un ritmo acelerado, no había descanso. En las noches trabajábamos para impresionar al superior. Los sábados se nos empezó a exigir hacer trabajos que no nos correspondían. Recuerdo que una vez mi carro se averió y me prestaron un Kia Picanto, bastante pequeño en comparación con el que estaba acostumbrado a andar, pero me gustaba.
Recuerdo cuando trabaje en venta de ferretería aquí en Santiago, era mi primer trabajo en ventas. Buen sueldo y fue mi primera vez con vehículo propio. Me sentía bien avanzado, que había logrado metas y así era. Un día estaba en una tienda de electrodomésticos y llego un vendedor que nunca había visto, un señor mayor de algunos 55 años promedio. Hacia lo que hacen casi todos los vendedores, algo que se nota a distancia, sonreír falsamente y concordar con todo lo que dice el dueño del negocio (lo que en sí no es una ventaja). Me miró de repente y vi en sus ojos esa desesperación y angustia de vida, donde imagine los años que llevaba ya lanzado al mercado intentando alcanzar las altas metas de ventas que nos ponían a todos. Cuando supo que no le comprarían lanzó otra carcajada y quedo de volver dentro de un mes.
Lo único que llego a mi mente al ver ese señor fue… no quiero esa vida.
Es cierto que en ningún empleo encontraras la seguridad necesaria, por eso se debe ser flexible y adaptarse. Pero a mis 60 años espero no tener los ojos tan abiertos, con tanta ansiedad en mi rostro como vi en esa persona. Como que nunca en su vida se detuvo a pensar en cosas más importantes que no fueran el dinero y las preocupaciones. No quiero esa vida.
La vida que quiero no la puedo escoger en un cien por ciento, pero puedo elegir el camino que quiero seguir. Todo lo que suceda será dentro de ese camino y al final por más caídas que tenga, levantándome y haciendo las cosas con todo el corazón, estaré satisfecho en gran manera por haber hecho un stop y saber elegir. Solo hay que reconocer que si hacemos esa elección solos estamos ante un gran problema: el hecho de que no somos lo suficientemente aptos para tomar el rumbo de nuestra vida, por eso cometemos tantos errores. Pero si buscamos una guía, alguien que nos supera en sabiduría y conocimientos podemos llegar a un acuerdo con nuestros deseos y amoldar nuestras expectativas a lo que en realidad es vida.
Sí, quiero ser alguien en la vida, pero no alguien que admiren por la cantidad de dinero que tenga si, total, no me asegura verdaderos amigos, solo fantasmas que aparecen para divertirse y ahogar su depresión en fantasías. Quiero que se me recuerde por ser alguien que aun con muchas caídas como ser humano pudo levantarse. Como alguien que pudo dar un consejo de corazón a esa persona que muchos ignoran por no ser adinerada. Quiero ser recordado por haber servido a Dios y nunca haber abandonado a todos mis amigos, muchos de los cuales no son ricos y sonríen al verme llegando a sus casas un día cualquiera. No quiero hacer diferencias entre sociedad, no puedo sencillamente en mi interior despreciar a un amigo de mi niñez que siempre estuvo a mi lado sonriendo y jugando, por el hecho de que no tenga un vehículo o no haya comido en la Puntilla de Piergiorgio.
Mis amigos verdaderos constan de personas que conozco en su interior, no solo en momentos de bonches y risas, sino en los momentos en que me han dicho que se sienten horrible por errores que han cometido, de los cuales me siento igual por haber errado tanto en la vida también. No tengo enemigos y no quiero tenerlos. Pienso en que las personas que se han alejado de mi por llevar otra vida la cual no me permite estar con ellos me dejan esperándolas, pensando que algún día volverán. Todos tenemos buenas cualidades y estoy en constante aprendizaje para saber apreciar el verdadero valor de aquel amigo que tiene mucho económicamente, aquel que es un genio innato, quien casi nunca sonríe, aquel que casi nunca sale a pasear, aquellos que no paran en sus casas, los que saben tocar instrumentos, lo que viven pegados de un BB, aquellos que me hacen reír con sus status en Facebook, los que me visitan, los que nunca lo hacen, los que se quejan siempre o los que tienen el autoestima que apesta, pero son graciosos, los que intentan bailar pero son un desastre o aquellos que solo me hablan de dinero. Los que han logrado tantas metas en su vida y son mi inspiración, los que saben que aunque estoy más lejos de ellos aun los espero, aquel loco que siempre esta hiper como si se hubiera bebido 9 tazas de café, aquella chica que con elegancia mantiene buenos temas de conversación, aquellos que me dan apoyo emocional, los que van conmigo al jazz de los lunes, los que solo por Messenger se les ve, aquellos que no les gusta acompañarme a visitar a los más humildes económicamente, los que no me conocen bien pero han sido sinceros y han sabido que podemos tener una buena amistad, aquellas hermanas que tan reservadas son, pero han hablado sinceramente conmigo, quienes desean lo mejor siempre, quienes tienen miedo de triunfar, los que me piden consejos, aquel que casi nunca me habla, aquellas que un vez pensaron que era comparón, los que son tan enamorados que solo hablan de eso, aquel que siempre pregunta por alguna novedad, el que no sabe ni donde está parado, los que me acompañan por el rumbo de esta interesante vida. Todos… a todos estoy aprendiendo a valorarlos, porque sin ustedes, sin esa variedad tan interesante no tendría sentido la palabra amigo y yo no formaría un pedacito de sus vidas también.
Quiero aprender muchas cosas todavía, siento que todavía me faltan tantas cosas por lograr, pero aun así me doy cuenta de que ahora es imposible lograrlo todo, porque la vida no depende del todo de lo que queremos, sino de lo que nos sucede. Quizás somos más sencillos de lo que parecemos, pero nos complicamos la vida inconscientemente o por estupidez. Siempre sonrío y doy gracias a todo lo que me sucede, por saber que aún conservo aquellos viejos amigos que una vez conocí, no dejar de visitarlos no importa donde estén mientras las circunstancias me lo permitan.
Si cada uno de nosotros hacemos un stop y miramos que es lo que hacemos o queremos hacer con nuestra vida quizás nos demos cuenta de que vamos a toda velocidad pagando rentas, andando, estudiando, trabajando y queriendo ser felices, sea con otra persona que nos ame o buscando la felicidad en las cosas materiales, cuando en realidad me di cuenta de que si te pasas un tiempo sin BB, nada malo sucede, te quedas un día en tu casa, no vas al bonchesito de esa noche y voila, no morirás, y si no tienes pareja sentimental puedes dejar de ansiarla tanto y buscarla debajo de las piedras, haz algo nuevo en tu vida y aprende a ser feliz primero contigo mismo, porque cuando esa persona llegue ese vacío interior que te da ansiedad no lo llenara un beso ni un te quiero. Son cosas que se toman su tiempo lograrlas, creo que eso viene con la madurez de ciertas cosas… yo diría más bien un tipo de madurez que es bastante difícil de conseguir pero en mi caso sigo trabajándola, de todas maneras es lo que digo y siempre repito: cosas como esas… le dan valor a la vida, por lo menos a la mía.
PD. Son las 11:30 pm y veo prudente ya irme a dormir, veo como ha empezado a llover y como la lluvia moja los arboles y las plantas del jardín… lo que me pregunto es que si todos aquí ya están durmiendo y estoy solo en la sala… ¿Qué hago con la puerta abierta a esta hora? ¿Buscando que se meta uno y me mate aquí inspirado? Puerta cerrada ;)
Que lindo articulo!!! Es ejemplar que valores a cada amigo tal cual es... Y no solo eso, sino que a mi me consta que eres alguien con quien uno puede contar en las buenas y en las malas. Gracias por este precioso articulo y gracias por brindarnos tu bella amistad!!!
ResponderEliminarGracias Leyla por tus lindas palabras... es para mi un placer tener amigos de verdad, compartir con ellos y pasar buenos momentos cada vez que nos juntamos. Gracias de corazón!
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